La actividad física es esencial para llevar a cabo una vida saludable y prevenir la aparición y desarrollo de problemas de salud o agravar los existentes. La tromboflebitis es un problema de salud que puede ser llevadero si se trata en las mejores manos y con los mejores cuidados, así como puede agravarse en caso de no seguir las pautas de un profesional.
Caminar, de forma habitual y constante, es un gran ejercicio de mantenimiento de esta afección e incluso puede tratar de retrasar o evitar su aparición en la medida de lo posible. Hoy, en Clínica Vasculine te lo contamos todo sobre este problema circulatorio. ¿Te interesa?
¿Qué es la tromboflebitis y cómo afecta?
La tromboflebitis es un bloqueo de una o más venas, generalmente en las piernas, que tiene lugar como consecuencia por la formación de un coágulo de sangre, propio de un proceso inflamatorio de la zona afectada.
La tromboflebitis puede encontrarse de dos formas:
- Trombosis venosa superficial (TVS): inflamación de las venas superficiales que están más cerca de la piel que suele ir acompañada de coágulos pegados en el revestimiento interior de las venas.
- Trombosis venosa profunda (TVP): inflamación de las venas más profundas que se encuentran incrustadas en los músculos que suele ir acompañada de coágulos pegados en el revestimiento interior de las venas.
Este problema aumenta el riesgo de sufrir problemas de salud graves y es recomendable identificarlo a tiempo para poder buscar el mejor tratamiento o remedio para combatirlo.
Los principales síntomas asociados a la tromboflebitis son:
- Inflamación e hinchazón de la parte del cuerpo afectada.
- Una vena que es visible a través de la piel, dura y que duele al tocarla.
- Enrojecimiento de la piel.
- Sensibilidad alrededor del problema en cuestión.
- Sensación de punción y ardor debajo de la superficie de la piel.
- Pesadez y molestia general.
Causas de la tromboflebitis, ¿a qué se debe?
La causa que provoca la tromboflebitis es un coágulo sanguíneo, que puede originarse en la sangre como resultado de:
- Un golpe, fractura u otra lesión en la pierna.
- Un trastorno de coagulación heredado, ya que hace más propenso el desarrollo de trombos en la sangre.
- Inactividad prolongada, es decir, permanecer inmóvil durante un considerado periodo de tiempo, como puede ser por causa de una lesión o de una hospitalización.
- Una operación o cirugía que haya complicado el problema hasta desencadenar en la aparición de un trombo.
- Venas varicosas.
- La interrupción del drenaje normal del sistema venoso como consecuencia de la extirpación de los ganglios linfáticos.
- Uso de drogas intravenosas.
- Métodos anticonceptivos, como la píldora.
- Quemaduras.
- Obesidad.
- Cáncer.
- Tabaquismo.
Diferencia entre flebitis y tromboflebitis
Muchos de nuestros pacientes confunden el término de la “flebitis” con el concepto de “tromboflebitis” y hoy queremos contaros la diferencia entre ambos problemas:
- Flebitis: es una inflamación que se produce en las paredes venosas y puede ocurrir en una vena de la piel.
- Tromboflebitis: con este término nos referimos a un problema circulatorio que se desarrolla como consecuencia de que un coágulo de un trombo dificulta la circulación en una vena. Es decir, si además de la inflamación (flebitis), se forman coágulos sanguíneos (trombos) en los conductos, hablamos de tromboflebitis.
Entonces, ¿es bueno andar con una tromboflebitis?
En definitiva, sí. En el caso de padecer tromboflebitis, entre otros problemas de circulación sanguínea, la actividad más eficaz, sencilla y que no requiere un gran esfuerzo, es caminar. Recordemos que siempre sin forzarse y teniendo en cuenta que si aparecen molestias o cansancio lo más recomendable es parar y acudir a un centro médico para que un especialista pueda recomendar la mejor combinación de técnicas para el caso en cuestión.